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Nuestra Señora del Buen Suceso

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Día Seis
Novena a Nuestra Señora del Buen Suceso


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Acto de contrición
Será dicho al inicio de cada día de la Novena

Creo en tí, oh Dios mío. Fortalece, oh Señor, mi fe. Espero en tí, oh Dios mío. Afirma, oh Señor, mi esperanza. Te amo, Dios mío; aumenta, oh Señor, mi amor. Me arrepiento de haberte ofendido. Oh Dios mío, ayúdame a tener contrición, de modo que con la ayuda de Tu gracia y el poderoso patrocinio de Nuestra Señora del Buen Suceso, nunca vuelva a pecar. Oh Señor, ten piedad y misericordia de mí. Amén.

Oración inicial
Será dicha todos los días de la Novena

Oh! Excelsa e inmaculada Reina del Cielo, más excelente e inmaculada, Santa María del Buen Suceso, la Hija más favorecida del Padre Eterno, la Madre más querida del Hijo Divino, la Esposa más preciada del Espíritu Santo, el Trono sublime de la Majestad Divina, el Templo Augusto de la Santísima Trinidad, en quien las Tres Personas Divinas han puesto los tesoros de Su Poder, Sabiduría y Amor!

Recuerda, Virgen María del Buen Suceso, a quien Dios hizo tan grande para que puedas socorrer a los miserables pecadores; recuerda que a menudo has prometido mostrarte una Madre misericordiosa a los que recurren a tí. Vengo a tí entonces, Madre misericordiosa, y te ruego, por tu amor al Altísimo, que me obtengas de Dios Padre una Fe viva que nunca pierda de vista las verdades eternas; del Hijo, una firme esperanza que siempre aspire a alcanzar esa gloria que ganó para mí con su sangre; y del Espíritu Santo, una caridad tan inflamada que siempre viviré amando a la Suprema Bondad y a tí, Santísima Virgen, hasta que a través de tu intervención te ame y disfrute eternamente en gloria. Amén.

Te saludamos, María, como la hija favorecida de Dios Padre.
Dios te salve, María ...

Te saludamos María, como la Madre Elegida del Hijo Divino.
Dios te salve, María ...

Te saludamos María, como la Esposa Singular del Espíritu Santo.
Dios te salve, María ...   Gloria al Padre ....

Día Seis

Considere cómo la ciudad de Quito y su convento más antiguo, el convento de las concepcionistas, también experimentaron el favor especial de la gloriosa Madre del Buen Suceso, que se apareció prodigiosamente a la Madre Mariana de Jesús Torres, española y una de las Madres Fundadoras de este Convento, en el año 1610, después de que el Convento ya se había fundado hacía 33 años. Esta afortunada y piadosa hermana estaba orando sola con tierna devoción, implorando la ayuda de María bajo el título de Buen Suceso para las necesidades de su propia alma, para sus hermanas en el claustro y para toda la humanidad. En el fervor de sus súplicas, hechas con una fe y confianza tan profundas, levantó sus ansiosos ojos al cielo, pidiendo a su madre que viniera a salvarla y le concediera lo que ella pidió humildemente con sincero interés por el bien de su convento y para toda la Iglesia Católica.

De repente, una luz refulgente inundó la iglesia, y la buena hermana cayó en éxtasis. Su mente fue abrumada por un asombro repentino y su corazón se conmovió por una alegría inexplicable. Su fe creció y su devoción aumentó cuando la luz se difundió ante su mirada asombrada y deslumbrada. Una alegría singular entró en su corazón, y ella redobló sus súplicas en un éxtasis de confianza ilimitada.

Así se invita al alma a abandonar la Tierra y mirar al Cielo con los ojos de una fe viva y penetrante. El cielo le abre un camino a la luz de la claridad divina y lo inunda con el esplendor de la divinidad. “Los justos viven por fe”. Así que, de hecho, los justos hacen su Cielo aquí abajo en la tierra, atrayendo por su fe la luz que no hace nada para disminuir las estrellas de la mañana.

Fortalezcamos también nuestra fe en los misterios revelados. Siguiendo el ejemplo de las almas religiosas verdaderas, veamos con los ojos de la inteligencia todas las acciones de nuestras vidas, dejando de lado todos los pensamientos de esta vida humilde y material y centrando nuestra comprensión con los esfuerzos de la fe en los caminos de la Divina Providencia. Es principalmente por oración que dejamos esta tierra y pensamos en los asuntos del Cielo, donde moran el Dios omnipotente y María, su hija, madre y esposa, esperando nuestras humildes súplicas como peregrinos que, postrados a sus pies, imploran las gracias que necesitamos.  

Oración

Oh, inaccesible Luz de la Verdad Sobrenatural que ilumina nuestro ser con su Esplendor Celestial y nos lleva a Tí, teniendo como guía y protección a Tu criatura predilecta, María Santísima, ilumina nuestras mentes con la luz de una fe firme y viva. Fue tal fe lo que hizo que Nuestra Madre del Buen Suceso apareciera ante los ojos de la bendita religiosa concepcionista Madre Mariana de Jesús Torres. Debido a que estamos ansiosos por disfrutar de bienes sobrenaturales, ayúdanos a estar menos preocupados por las cosas de esta tierra. Con la protección de Santa María y una fe constante y segura en los misterios revelados, ayúdanos a vivir contemplando el brillo de nuestro último fin y anticipando la alegría de verte a Tí y a María Santísima por toda la eternidad. Amén.

Acción de gracias a la Santísima Virgen
Será dicha cada día de la novena

¡Oh Virgen bendecida entre todas las mujeres! Nos faltan las palabras para darte gracias por las innumerables bendiciones que hemos recibido de tu mano. El día de tu nacimiento puede llamarse el día de acción de gracias, felicidad y consuelo. Eres el honor de la humanidad, la alegría del Paraíso, el amado regalo de Dios y el bienestar de nuestro país. ¿Qué mérito tenemos, Santísima Virgen del Buen Suceso, para merecer tenerte como nuestra Madre? Qué Dios sea bendecido para siempre! ¡Quién lo ha deseado así! Bendita también eres, Virgen María, porque a pesar de nuestra ingratitud, nos muestras tu favor propicio.

Así eres tú, Madre clemente, nuestro consuelo en la tierra, nuestro refugio, nuestra ayuda y nuestra protección tanto en nuestras necesidades públicas como privadas. Protégenos de la guerra, la peste, el hambre, las tormentas, los terremotos y todas las calamidades que merecemos por nuestra culpa. Te pedimos por la Santa Iglesia y por su cabeza visible. Escucha las súplicas de quienes te invocan. Sé Abogada, nuestra Madre, porque así ponemos nuestra confianza en tí. A ti recurrimos, y por tu intercesión esperamos lograr de tu Hijo perdón por nuestros pecados y perseverancia en la gracia hasta la muerte. Amén.
Aquí, cada uno que levanta su corazón hacia Dios, debe pedir, por intercesión de la Santísima Virgen del Buen Suceso, esa gracia o favor que desea recibir.
Alabanzas a la Santísima Virgen
Serán dichas todos los días de la Novena

Oh Virgen María, nuestra Madre preeminente sobre todo en la tierra.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque eres nuestra Madre!

Por encima de todos los demás, estabas atenta a la Palabra del Padre, que hace grandes cosas en tu honor.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

Eres el templo más digno de la Santísima Trinidad.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

En tí está esa misma pureza que disfrutan los Ángeles.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

El mundo cristiano proclama que debes reinar en el lado derecho del Rey de Reyes.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

¡Oh Madre de Gracia, nuestra Esperanza! Puerto de los náufragos y estrella del mar,
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

Puerta del cielo, salud de los enfermos, luz en la oscuridad.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

A través de ti, nos encontraremos ante Dios en la corte de los santos, donde vive y reina para siempre.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

Guía nuestros pasos y ayúdanos, oh dulce María, en nuestras últimas horas.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

Recibe esta alabanza de nuestros tiernos labios, que no pueden expresar tu singular grandeza.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
Santa María, salva a los miserables, ayuda a los débiles, intercede por los afligidos, aboga por el pueblo, intercede por el clero, pide por los fieles. Permite que todos aquellos que celebran tu santo recuerdo experimenten tu favor y ayuda.

V. ¡Ruega por nosotros, Virgen del Buen Suceso!
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuesro Señor Jesucristo.
Oración final

Te pedimos, nuestro Señor y Dios, que nos concedas la salud del alma y el cuerpo a través de la intercesión de la gloriosa Virgen María. A través de sus méritos y los de su soberano Niño Jesús, esperamos ser liberados de los males actuales y alcanzar la felicidad eterna. Amén.


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La novena del p. José M. Urrate, S.J. tiene una Imprimatur del Arzobispo de Quito Carlos María de la Torre, emitida por el Gobierno Eclesiástico de la Arquidiócesis de Quito el 31 de julio de 1941 Traducido y editado al Inglés por Marian T. Horvat, Ph.D., Copyright 2003



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