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Nuestra Señora del Buen Suceso

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Día Siete
Novena a Nuestra Señora del Buen Suceso


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Acto de contrición
Será dicho al inicio de cada día de la Novena

Creo en tí, oh Dios mío. Fortalece, oh Señor, mi fe. Espero en tí, oh Dios mío. Afirma, oh Señor, mi esperanza. Te amo, Dios mío; aumenta, oh Señor, mi amor. Me arrepiento de haberte ofendido. Oh Dios mío, ayúdame a tener contrición, de modo que con la ayuda de Tu gracia y el poderoso patrocinio de Nuestra Señora del Buen Suceso, nunca vuelva a pecar. Oh Señor, ten piedad y misericordia de mí. Amén.

Oración inicial
Será dicha todos los días de la Novena

Oh! Excelsa e inmaculada Reina del Cielo, más excelente e inmaculada, Santa María del Buen Suceso, la Hija más favorecida del Padre Eterno, la Madre más querida del Hijo Divino, la Esposa más preciada del Espíritu Santo, el Trono sublime de la Majestad Divina, el Templo Augusto de la Santísima Trinidad, en quien las Tres Personas Divinas han puesto los tesoros de Su Poder, Sabiduría y Amor!

Recuerda, Virgen María del Buen Suceso, a quien Dios hizo tan grande para que puedas socorrer a los miserables pecadores; recuerda que a menudo has prometido mostrarte una Madre misericordiosa a los que recurren a tí. Vengo a tí entonces, Madre misericordiosa, y te ruego, por tu amor al Altísimo, que me obtengas de Dios Padre una Fe viva que nunca pierda de vista las verdades eternas; del Hijo, una firme esperanza que siempre aspire a alcanzar esa gloria que ganó para mí con su sangre; y del Espíritu Santo, una caridad tan inflamada que siempre viviré amando a la Suprema Bondad y a tí, Santísima Virgen, hasta que a través de tu intervención te ame y disfrute eternamente en gloria. Amén.

Te saludamos, María, como la hija favorecida de Dios Padre.
Dios te salve, María ...

Te saludamos María, como la Madre Elegida del Hijo Divino.
Dios te salve, María ...

Te saludamos María, como la Esposa Singular del Espíritu Santo.
Dios te salve, María ...   Gloria al Padre ....

Día Siete

Considere cómo la afortunada religiosa, en el fervor de sus súplicas e iluminada por esa luz brillante que la inundó, fijó sus ojos en la fuente de ese brillo, encontrando ante ella una Dama de extraordinaria belleza y bondad de rostro. Cuando la luz se disolvió, vio que la Dama llevaba en su brazo izquierdo un Niño, brillante y resplandeciente como una estrella de la mañana, lleno de gracia y bondad, sus facciones tiernas y amables. En su mano derecha sostenía un hermoso cetro de oro brillante y piedras preciosas, y alrededor de su frente había una magnífica corona con piedras deslumbrantes. Llevaba una prenda similar a la de la Estatua (en España) de María del Buen Suceso, cuyo milagroso descubrimiento fue contado anteriormente y a quien la piadosa hermana Concepcionista había estado rezando cuando recibió el favor de esta visión.

La buena religiosa fue al mismo tiempo transportada con alegría y confundida para ser visitada por su Madre Celestial. Su alma estaba llena de alegría y gratitud sin límites, y su corazón inundado por santos sentimientos. Mientras pensamientos de fe viva y amor valiente y confianza abrumaban su ser, ella preguntó: “¿Quién eres tú? ¿Y qué deseas?"

Entonces, ¡oh maravilla de la bondad! con una voz dulce y suave, la Señora respondió: "Soy María del Buen Suceso a quien invocaste con tan tierno cariño. Tu oración me ha complacido mucho. Tu fe me ha traído aquí. Tu amor me ha invitado a visitarte.

Medita, alma mía, el privilegio singular de esta bendita hermana, que mereció por su fe, devoción y fervor en oración para atraer la presencia de María Santísima y contemplarla tan encantadora, tan pura y tan hermosa deslumbrarse con sus esplendores, disfrutar de sus intimidades y escuchar su voz más amable. Ah! ¡Afortunada criatura! ¡Qué grande fue tu amor por tu Madre Celestial! ¡Qué fuerte es tu inclinación a humillarte y alabarla! ¡Qué ardiente tu deseo de estar con ella! ¡Cuán continuas, atentas y devotas son tus oraciones!

Esta bondad de María debería alentarnos a invocarla con profunda fe bajo el título de Buen Suceso y orar siempre con atención y confianza, considerando que solo una fe viva y una atención vigilante en la oración nos harán merecer ser escuchados y favorecidos por la Santísima Virgen, no con visiones privilegiadas, sino con otros dones de gracia que nos ayudarán a triunfar sobre nuestras pasiones y los enemigos de la religión.

Oración

Oh Dios de la bondad, que te dignas a recompensar la fe y los celosos sentimientos de piedad de tus almas elegidas con las visitas de María Santísima, escucha también nuestras oraciones para que la presencia de esta Estatua del Buen Suceso ilumine nuestra fe y aumente nuestra confianza en que ella escuchará benignamente nuestras oraciones. Concédenos una fe cada vez mayor en Tu bondad paterna; haznos cada vez más seguros de que recibiremos lo que pedimos. Haznos cada vez más fervientes en nuestras oraciones, para que con el apoyo del gran valor de nuestra poderosa Patrona, podamos ser liberados de los peligros que nos amenazan, servirte mejor y ganar el honor de estar en Tu compañía y en la de María Santísima en el cielo por toda la eternidad. Amén.

Acción de gracias a la Santísima Virgen
Será dicha cada día de la novena

¡Oh Virgen bendecida entre todas las mujeres! Nos faltan las palabras para darte gracias por las innumerables bendiciones que hemos recibido de tu mano. El día de tu nacimiento puede llamarse el día de acción de gracias, felicidad y consuelo. Eres el honor de la humanidad, la alegría del Paraíso, el amado regalo de Dios y el bienestar de nuestro país. ¿Qué mérito tenemos, Santísima Virgen del Buen Suceso, para merecer tenerte como nuestra Madre? Qué Dios sea bendecido para siempre! ¡Quién lo ha deseado así! Bendita también eres, Virgen María, porque a pesar de nuestra ingratitud, nos muestras tu favor propicio.

Así eres tú, Madre clemente, nuestro consuelo en la tierra, nuestro refugio, nuestra ayuda y nuestra protección tanto en nuestras necesidades públicas como privadas. Protégenos de la guerra, la peste, el hambre, las tormentas, los terremotos y todas las calamidades que merecemos por nuestra culpa. Te pedimos por la Santa Iglesia y por su cabeza visible. Escucha las súplicas de quienes te invocan. Sé Abogada, nuestra Madre, porque así ponemos nuestra confianza en tí. A ti recurrimos, y por tu intercesión esperamos lograr de tu Hijo perdón por nuestros pecados y perseverancia en la gracia hasta la muerte. Amén.
Aquí, cada uno que levanta su corazón hacia Dios, debe pedir, por intercesión de la Santísima Virgen del Buen Suceso, esa gracia o favor que desea recibir.
Alabanzas a la Santísima Virgen
Serán dichas todos los días de la Novena

Oh Virgen María, nuestra Madre preeminente sobre todo en la tierra.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque eres nuestra Madre!

Por encima de todos los demás, estabas atenta a la Palabra del Padre, que hace grandes cosas en tu honor.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

Eres el templo más digno de la Santísima Trinidad.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

En tí está esa misma pureza que disfrutan los Ángeles.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

El mundo cristiano proclama que debes reinar en el lado derecho del Rey de Reyes.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

¡Oh Madre de Gracia, nuestra Esperanza! Puerto de los náufragos y estrella del mar,
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

Puerta del cielo, salud de los enfermos, luz en la oscuridad.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

A través de ti, nos encontraremos ante Dios en la corte de los santos, donde vive y reina para siempre.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

Guía nuestros pasos y ayúdanos, oh dulce María, en nuestras últimas horas.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!

Recibe esta alabanza de nuestros tiernos labios, que no pueden expresar tu singular grandeza.
Ven a nuestra ayuda y muéstranos misericordia, porque tú eres nuestra Madre!
Santa María, salva a los miserables, ayuda a los débiles, intercede por los afligidos, aboga por el pueblo, intercede por el clero, pide por los fieles. Permite que todos aquellos que celebran tu santo recuerdo experimenten tu favor y ayuda.

V. ¡Ruega por nosotros, Virgen del Buen Suceso!
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuesro Señor Jesucristo.
Oración final

Te pedimos, nuestro Señor y Dios, que nos concedas la salud del alma y el cuerpo a través de la intercesión de la gloriosa Virgen María. A través de sus méritos y los de su soberano Niño Jesús, esperamos ser liberados de los males actuales y alcanzar la felicidad eterna. Amén.


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La novena del p. José M. Urrate, S.J. tiene una Imprimatur del Arzobispo de Quito Carlos María de la Torre, emitida por el Gobierno Eclesiástico de la Arquidiócesis de Quito el 31 de julio de 1941 Traducido y editado al Inglés por Marian T. Horvat, Ph.D., Copyright 2003



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